CONFESIÓN
Fui yo.
Lo confieso.
Ha pasado tanto tiempo
que supongo que el delito
ya habrá prescrito.
Lo recuerdo perfectamente,
era sábado,
una tarde luminosa de mayo
y allí estaba yo, postrado,
ante aquel confesionario
vaciando mis pecados.
Y un señor de negro oscuro
me juró que iba a ser fácil,
que con tres Avemarías
y dos Padrenuestos, además
de un sincero arrepentimiento
el asunto quedaría zanjado.
Dibujó una cruz
en el aire con su mano
y así es como obtuve el perdón.
Hay que tener fe, me inculcaron,
y yo les creí.
-Bendita la inocencia
de un chaval de nueve años -
Salí de aquel templo tenebroso
con la hermosa sensación
de haber purgado mi alma,
casi flotando.
Era una tarde luminosa de mayo
y ya estaba preparado
para recibir al día siguiente
mi primera comunión.
Pero claro, no era cierto,
nunca nada es tan sencillo…
Al final de la calle, con un balón,
me esperaba mi amigo
-Uno de los mejores que he tenido-
Deliciosa tentación
es el juego para un niño
pero el juego es peligroso
pues a veces toca perder
y eso fue lo que pasó:
Sucedió en el portal,
de alguna manera
había que celebrar
mi nuevo estado de gracia
y empezó la diversión;
Ji ji ji, ja ja ja,
pasa, tira,
dale, bota,
¡¡¡CRASH!!
Y aquel cristal inocente,
íntegro y transparente
se rompió en mil pedazos.
Tuvo la mala suerte
de cruzarse entre un balón endemoniado
y mi alma impoluta recién estrenada.
El caos se desató
y hubo que salir corriendo.
-A veces pienso
que el origen del universo
tuvo que ser algo así-
Más tarde,
ya en la seguridad del hogar,
la autoridad competente inquirió:
¿Quién habrá sido el desgraciado?
Vete tú a saber,
hay tanto desalmado. Respondí.
Nunca se supo, aquello se convirtió
en uno de tantos secretos compartidos
con uno de mis mejores amigos.
Y esa fue la efímera incursión
en el reino de los cielos
de este pobre diablo,
Caí fulminado en el primer asalto
y desde entonces los errores
se han ido acumulando.
¡Qué cabe esperar de alguien
que en la edad de la inocencia
ya era culpable!
LUJITAR (27-11-22)