Jorge Izquierdo

CONFESIÓN

 

CONFESIÓN

Fui yo. 

Lo confieso.

Ha pasado tanto tiempo 

que supongo que el delito

ya habrá prescrito.

Lo recuerdo perfectamente,

era sábado, 

una tarde luminosa de mayo

y allí estaba yo, postrado,

ante aquel confesionario

vaciando mis pecados.

Y un señor de negro oscuro

me juró que iba a ser fácil,

que con tres Avemarías 

y dos Padrenuestos, además

de un sincero arrepentimiento

el asunto quedaría zanjado. 

Dibujó una cruz 

en el aire con su mano

y así es como obtuve el perdón. 

 

Hay que tener fe, me inculcaron,

y yo les creí.

  -Bendita la inocencia 

   de un chaval de nueve años -

Salí de aquel templo tenebroso

con la hermosa sensación 

de haber purgado mi alma,

casi flotando.

Era una tarde luminosa de mayo

y ya estaba preparado

para recibir al día siguiente

mi primera comunión.

 

Pero claro, no era cierto,

nunca nada es tan sencillo…

Al final de la calle, con un balón,

me esperaba mi amigo

  -Uno de los mejores que he tenido-

Deliciosa tentación 

es el juego para un niño

pero el juego es peligroso 

pues a veces toca perder 

y eso fue lo que pasó:

Sucedió en el portal, 

de alguna manera 

había que celebrar

mi nuevo estado de gracia 

y empezó la diversión;

Ji ji ji, ja ja ja,

pasa, tira,

dale, bota,

¡¡¡CRASH!!

Y aquel cristal inocente,

íntegro y transparente

se rompió en mil pedazos.

Tuvo la mala suerte

de cruzarse entre un balón endemoniado

y mi alma impoluta recién estrenada.

El caos se desató 

y hubo que salir corriendo.

  -A veces pienso 

   que el origen del universo

   tuvo que ser algo así-

 

Más tarde, 

ya en la seguridad del hogar,

la autoridad competente inquirió:

¿Quién habrá sido el desgraciado?

Vete tú a saber, 

hay tanto desalmado. Respondí.

Nunca se supo, aquello se convirtió 

en uno de tantos secretos compartidos

con uno de mis mejores amigos.

 

Y esa fue la efímera incursión 

en el reino de los cielos

de este pobre diablo,

Caí fulminado en el primer asalto 

y desde entonces los errores 

se han ido acumulando.

  ¡Qué cabe esperar de alguien

   que en la edad de la inocencia

   ya era culpable!

                     LUJITAR  (27-11-22)