Mi dulce y arrasante sofía,
dueña de mis pensamientos,
habitante de mis sueños.
Mi mejor coincidencia
y mi mayor decadencia.
Perfecta bailarina sobre mis labios,
liderando el compás de nuestras bocas.
La mejor artista en mi piel,
trazando mares en un desliz.
Dejándome navegar sin saber nadar.
Y aun así, me dejaría morir en tus suspiros,
esperando revivir en la mañana.
Deseando estar en un bucle,
atrapada entre tu cama y nuestra calma.
Permitiéndome ser en nuestra intimidad,
anhelando resucitar con la calidez del día.
Entre madrugadas y susurros,
sintiendo tu risa en cada verso,
haciendo lugar para que tengamos un hogar.
Conformandome con tu abrazo en cada nuevo amanecer
y tus caricias bajo nuestra luna.