Inciertos silencios a través de mí
que oprimen sombras sin alma,
intentos vanos de detener al tiempo
aunque todo sea quietud y densa calma.
Frágiles ausencias que solo vuelven
desde la invisibilidad de la nada,
con el presagio de un pensamiento
que solo trata de sujetar sus palabras.
Siento la desnudez dentro de mi cuerpo
que todo lentamente se me apaga,
siento el vacío en esta parte de mí
mientras el infierno va renovando su llama.
Toda mi envoltura se desenvuelve
haciendo de mí una criatura tan extraña,
que no se inmuta ante un bello recuerdo
y no distingue entre una rosa roja o blanca.
Mi vida que persigue a mi vida
con sentimientos que ayer me obsesionaban,
y aquí en este profundo abismo
solo siento soledades que me abrazan.
Sin certezas de cuál será mi fin
guardando las lágrimas que no fueron liberadas,
mi carne da vida solo a una sombra
¡Aunque los dos estemos aquí sin nuestras almas!