CAMELIAS
No es habitual
soñar una tarde
con un ramo
de camelias blancas
que hayan resistido intactas
todo un viaje
de velocidad
peligros y cimbrones.
Es raro combinarlo
con un lirio naranja
que surja de la nada
que acumule
secretos en el cáliz.
No es fácil llegar
con el ramo íntegro
sin sequía sobre las manos
para pedir perdón a tu puerta.
SERGIO ALEJANDRO CORTÉZ