D. Méndez

A través del tiempo

Ha pasado tanto desde aquella última charla,
me pregunto si el amanecer aún recuerda nuestras palabras.
Desde que partiste, el eco de tu risa flota en mi memoria,
y el vacío en mis brazos duele en silencio, sin demora.

Aún te siento cerca, como un ángel guardián,
y aunque sé que pedir tu regreso sería un castigo más,
te extraño, y en cada lágrima que cae al recordarte,
el tiempo parece detenerse, sin llevarte.

Desearía que aún estuvieras aquí,
sin tener que soltar nunca más el hilo de tu recuerdo.