Yo sueño todavía
con una inmensa montaña de lluvia
y que sus gotas gordas de leche
cuelguen sus ganas sedientas
de los sueños que murmullan las bocas.
Yo sueño todavía
por las alamedas abiertas prometidas
como brazos de madres
que acogen cuando me caigo
o cuando me arrimo a la tierra escogida.
Yo sueño todavía
con parturientas que gritan batallas
esas que dan ganas de hacerlas
cuando el clarín te llama,
ese que escuché y fui,
al amanecer de aquel día.
Yo sueño todavía
con tus ojos y con tus manos
quiero estar cerca de ti
cuando nos llegue la hora
porque nada fue en vano
sobre todo, para acallar tiranos
que maltratan a mi gente y sus vidas.
Endilgo a la costa brava
donde los sueños quedan todavía
y se anidan las mariposas siempre en vuelo
y ofrecen sus alas y colores
a la noche que suspira
no termino de creer
que se abrirá el cielo
para la gente y sus instrumentos
y sus historias y sus memorias
y sus manos llenas de venas
para los nuevos comienzos.
Allí seguro que iré
con mis muertos y sus historias
y quien yo sea todavía.