Yahann Romero

Tintas chinas

Por momentos quisiera disolverme

como gotas de tinta china

en la claridad del agua de tu vientre

tan poético y oscuro

como el aleteo de una negra mariposa

 

Quisiera disolverme lentamente

por los poros de tu piel desnuda

cual endorfinas

y poseer a libertad

los rincones recónditos de tu placer

que me están vedados

a los ojos de todos

 

Quiero tatuarme en el paladar

el sabor decadente del deseo en vos.

 

Quiero disolverme

en la química hormonal

esa que se desata descaradamente

cuando te desnudo de prejuicios

y me mostrás cuan primitivo es el deseo

cuan primitivo podés ser.

 

Por momentos

y tan solo por momentos

quisiera ser tintas chinas

y oscurecer de forma decadente

la claridad de tu fingida inocencia

esa que petulantemente

te empeñás en llamar…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Eso que dicen los expertos

 

Hay quienes dicen que el deseo es malsano

y tienen razón

porque no puede ser bueno

aquello que te consume la sangre

y te bloquea la sensatez

aquello que te inspira el animal contacto

de la piel que escuece y los labios resecos

aquello que te conserva febril

aquello que te hierve punzante en la memoria

 

Hay algunos que citan con textos sagrados

que todo aquello que te hace respirar entrecortado

y pronunciar el nombre correcto

en los momentos incorrectos

no puede ser sino el efecto

de la lujuria que te carcome los sesos

el sexo

y la voluntad

 

Hay quienes confiesan que el deseo

es producto de mentes y almas ociosas…

y tienen razón

y es que te desplomás la constancia

te desmoronás las creencias

y alterás el ritmo del pensamiento…

 

Hay quienes creen imperfecto al deseo

y tienen razón

porque perfecto es el paraíso

perfectos aquellos ángeles

perfecta la sabiduría

pero vos y yo

somos ejemplos claros de imperfección

cada noche

y en las sábanas

 

Ya habrá tiempo para ser perfectos

mientras nos anudamos las corbatas frente al espejo.

 

 

 

Victoriano

 

Silencio

vuelca en versos secretos tu furor

recordá que debemos resguardar

lo cadenciosamente prohibido

al escrutinio de neófitos ojos.

 

Permitirme ver de lejos

el ardiente deseo que se oculta ingenioso

tras elegantes abanicos

mezcla de encajes y prejuicios

 

Permití que mis manos

guíen tu inquieta piel

mientras danzamos un minueto

y que las miradas digan sin palabras

lo que a solas experimentamos en el colchón.

 

Permití que te viole la privacidad

del recato de los listones y los dogmas

con una malsana sonrisa

y el mensaje certero

de ladear el sombrero con la mano enguantada

mientras acaricio mi bigote

recordando las texturas que en tu cuerpo ya conocía

 

Silencio

volcá en páginas y secretos

la necesidad de mi

mientras yo quemo en lienzos y versos

los deseos de tu existencia.

 

Shhh…