Rai, cortando la limitada máscara de una realidad mas elevada que la nada, se proyecta hacia afuera: celaje intenso y tan bien imaginado, recreado en sus avernos prosopoéticos, purpúreo y con rasgaduras de un matiz místico y rojizo en los cortonos del mundo recién anochecido, mezclado con un azul de aguas profundamente sumergidas, y delante de él el mar es espejo, cual pulido metal paralelo a la pura luz que cae desencadenada sobre todo lo opaco y finito... Da otra calada, sabor amargo y tan dulce (o casi) como aqueyos labios húmedos, ay! aqueyos labios húmedos de veneno, pero cuyo recuerdo siente seco y desgarrador como las arenas de un desierto durante un verano negro, ahora exhala tiempo, parpadea despacio varias veces, a la vez que piensa en algún texto esotérico, en una frase que lo envuelve entre redes de atrapante libertad: grácil excepción del dios mas reservado la sonrisa que tanto ensancho así abrazando toda la vertiginosa amplitud de esta sagrada noche, como cada día, reflejo de una sensación soñada y dada por perdida hasta que me alcanza un haz de esperanza... Se dice a sí mismo: palabras, palabras y mas palabras cayendo como gotas de agua, como partículas suspendidas en el aire que respiro por inercia o necesidad o necedad; quién sabe? Ela habla tanto que se me mete en el pensamiento su voz pueril, me yena y me vacía, me sedimenta y me yeva hacia su mundo, que es un mundo ajeno al de cada día; su labia febril y contagiosa es una puerta abierta por la que me escurro afuera de tantas mortíferas rutinas...pero he de adaptarme a su ausencia, no tengo alternativa, y por momentos eso me exaspera y me voy a dormir enseguida...