Cae la tarde por el horizonte;
tarde serena y plácida de otoño…
Voy con mi alma en paz buscando en el silencio
un descanso tranquilo ¡tanta vida deprisa
no creo que me lleve por el camino bueno¡
y miro de un lado a otro por si encuentro el sosiego
del placentero hallazgo de tardes recogidas
mirando a mi interior, tragaluz transparente.
Como en un duermevelas se detienen las horas
en el momento mismo que golpea la lluvia
el cristal de mis sueños... mas no me sobresalta.
Con la paz abrazado al fogón de mis sueños,
las palabras son llanas y mi pulso pausado,
el otoño se acerca con su ropa más vieja,
desapercibida oda que se queda muy lejos...
me acompaña el silencio
y la paz me acompaña;
dichoso de contar con el escondite este,
con un bendito rincón donde encuentro descanso
para la tempestuosa marea de la vida.
Quiero refugiar mi alma en este paraíso
donde cantan los pájaros
y se enfrían los árboles;
en este paraíso que me abriga en sus manos
y serena mis pasos, donde caen las tardes
con total placidez, como lo hacen las hojas
cuando se apean desde las alturas:
sin que nadie se entere.