Cientos de almas, van camino a su antiguo hogar...
Algunos con maletas llenas de retazos entrestecidos y otros con retratos borrosos de recuerdos añorados... Desde el más anciano, hasta el más joven... Compran su boleto... Regreso de un año, tan solo por un día...
Con la esperanza de no ser olvidados, caminan con desespero... \"¿A ver si aún no me olvidan... No lo creo... ¿verdad?...\"
Se dicen mirándose unos a otros...
La senda a recorrer es muy larga y blanquecina, cual pilar sostiene, sufríes de todo ser...
Muchos ánimos y desánimos entre filas... Será porque no esperan nada de la vida... O porque es mucho dolor volver... a la tierra ingrata...
Un niño aprieta con fuerza un osito de peluche gastado, susurrando: \"¿Te acuerdas de mí, abuelita?\". Una mujer con ojos húmedos, sostiene un retrato descolorido, murmurando: \"No te preocupes, mi amor, te llevo en mi corazón\". Un anciano con manos arrugadas, acaricia un pañuelo de encaje, suspirando: \"Ya casi llegamos, mi querida\". El aroma a pan caliente, a tierra mojada, a recuerdos, se mezcla con el vaho de los suspiros, creando una atmósfera densa, cargada de emociones. En la vagoneta 307, cada alma lleva un pedazo de su pasado, un deseo de reencuentro, un anhelo de no ser olvidado
Y ahí estoy yo... A punto de abordar el tren que me llevará a mi pasado, que cuán feliz fue... Para un muerto viviente como yo...
\"Vagoneta 307 abordar por favor...
Exclaman cuervos en manto blanco...
Abejas en manto violeta, púrpuras perlas espumeadas... Sostienen las riendas de mi equipaje... No llevo mucho, solo lágrimas y alegrías compartidas, de quienes algún día fueron... Mi \"familia\"...
El chofer, un viejo conocido que hoy viste de oro en sublime celofán, calzados de orgullo... Vaya... Tan pobre que era... Y hoy goza de arcanas, recompensadas de humildad en nefasta ingratitud... En fin... Ahora es cuando me pregunto, divisando y vacilando su nombre...
\"¿Se acordará... de mí...?\"