¿Cómo estás, querida?
No te molestes si te llamo mi vida.
No te conozco, pero te he visto escondida.
Tu silueta en esa soga está perdida.
Me dicen que no te dé entrada en mi vida.
No entienden que para mí eres una salida.
En ti pienso cuando todo va en caída.
Dicen haberte encontrado en esta mirada perdida.
Aunque al acercarte, me siento con vida.
Y eso te molesta y te vas enseguida.
Ahora dices que es tiempo de mi partida.
No serás tú, sino yo quien lo decida.
Para mí seguirás siendo desconocida
y no te conoceré mientras yo siga con vida.