Amante, amor mío,
fascinante destino,
recoveco de sales de lujuria,
acinares de pulcra pasión.
Embelazan tus perfectas caderas,
apasionados ante la espera,
susurros que el viento acaricia,
en el fuego ardiente de mil delicias.
Tus ojos mi dulce guia en mis noches, reflejas mis sueños, de pasión derroche. Fluyendo al ritmo del deseo oculto,
en un mundo donde el tiempo es un culto.
Amante, amor eterno,
nuestros cuerpos se funden en un tierno invierno.
En cada latido, en cada suspiro,
te llevo en mi ser, mi dulce delirio.