Te llevaste todo, hasta el viento en la ventana,
el eco de tu risa, la luz de la mañana.
Los suspiros que tejían versos en mi piel,
y en cada rincón, tu sombra se hace cruel.
Te llevaste todo, mi canto y mi poesía,
y siento que la tinta se seca día a día.
Tus huellas van borrando mis palabras al pasar,
como si mis versos te dejaran de importar.
Es lento el despojo, lo siento en mi latido,
me arrancas las letras, y el mundo va vacío.
Como un río que cesa, que olvida su caudal,
así siento que al final, no quedará ni un cristal.
Apenas queda un trazo, un murmullo deshecho,
y temo que al final solo quede el silencio.
Te llevaste todo, hasta mi musa fiel,
Deja, te ruego, aunque sea el último verso en mi papel.