En tus dominios y tus predios libres y seguros anduve.
Sin prisa anduve, bajo la egida de tu elegante marcha.
Tan solo, para mirar, tu lindo rosal, mis pasos detuve.
¡Oh, mi Dios! Que dicha andar, en tan bella escarcha.
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Aún, recuerdo tus tímidos pasos y miedosos gruñidos.
Hoy te digo, mi amigo y compañero que, tuve miedo.
Eran tantas las voces agoreras que, temí, a los ruidos.
Son tantas tus maravillas que, por ti, rezaría el credo.
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Amigo, en verdad, yo me alisto, ante lo impredecible.
Quiero que sepas que, he comprado, un lugar para ti.
Mi gente ya ha firmado, sin embargo, todo es posible.
Si muero antes, nada te faltará, esto yo te lo prometí.
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El amor no tiene edad, sexo, y menos aún, taxonomía.
Los humanos, somos afectos al amor, si somos sanos.
Los hermanos menores valen, ese amor y la armonía.
Por ser, como son, seres vivos y nuestros hermanos.