En ese espejo resplandecia tu rostro como el sol cuando se asoma en el lejano horizonte irrigando el paisaje con su brillante luz dorada.
Como una flor de Siempreviva extendías tus delicados pétalos ondeando suavemente como queriendo volar y salir de ese marco que atrapaba tu hermosura cual postal de primavera.
Eras como el tesoro de un cofre abierto esperando al príncipe encantado de la leyenda para sacarlo y lucirlo a un público ansioso por tenerlo de cerca y venerarlo.
Eras como una ola desbordante de sueños queriendo derramarlos y seguir brillando en la playa de tu felicidad.
Y Yo te observaba con ansias de adentrarme en ese cristal para acariciar esa fragancia que por momentos se escapaba de su enclaustramiento he invadía toda la estancia
Y esa embriagadora belleza de flores en el edén contrastaba con el resplandeciente rubor de tus mejillas de ensueño.
El marcó de ese espejo parecía mirarme con odio como si adivinara mi pretensión de arrebatarle su belleza reflejada en el.
Porque ella despertó los celos que el nunca había sentido ante la inmensa cantidad de tonos femeninos que violaron la intimidad del vacío reflejado en su cristalina luna cuando solo esperaba ser invadido por esa, la imagen a la que él había convertido en una postal de luces resplandecientes que me dejó convertido en su rival cuando ella llenaba su inmensidad con su rostro en el.