Desde la ventana puedo ver la lluvia,
los pensamientos naufragan en el torrente
de los recuerdos como un barco a la deriba sin timón
ni capitán, las ambulancias van y vienen
como los autos y los ciclistas envueltos en sus pilotos,
los semaforos cortan el transito y las gotas de lluvia
se columpian pícaramente por la ventana deslizándose
cual tobogan, no tengo que explicar la distancia
entre nos.
Te quise tanto que hubiera vuelto a esos ojos redondos y
tristes una vez más, como vuelve el amo al perro
tras un enojo cuando hiso trizas un jarró, y mira sin entender de que se trata el enojo.
Arriba el cielo raso del café, encapotado el firmamento y
yo con mis pensamientos que naufragan en tus recuerdos.
Me pregunto si... ¿algo quedó de aquel fracaso de mí en tí?
Eva Estella Parejas Manzanal