Como río que fluye en la calma del tiempo,
el amor nos envuelve en su abrazo tan lento;
es perfume de flores, susurro en el viento
y calor que despierta profundo en mi acento.
Luz en la sombra de días oscuros,
refugio en la vida que a veces asusta;
su presencia es un eco sereno y seguro,
como cielo de paz sobre tierra robusta.
Amar es descubrir el silencio y la risa,
es saber que en sus manos mi alma reposa;
y en sus ojos reflejo mi esencia precisa,
mi destino y mi hogar, como al alba una rosa.
Somos fuego y arena, dos almas, un sueño,
caminantes sin fin en la ruta de estrellas;
y en cada latido renace el empeño
de amarnos así, sin barreras ni huellas.
Justo Aldú
Panameño
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