Sálvate de la tristeza,
sálvate del olvido,
del fracaso,
de la inapetencia ante la vida,
de los círculos viciosos,
de lo cotidiano que se vuelve rutina con el paso de los años.
Sálvate de la presión del tiempo,
de tus amarguras,
de las tardes trágicas y melancólicas,
sálvate de tu orgullo,
de tu silencio.
Sálvate de tu depresión,
de tu vacío existencial,
de aquellos que quieren hacerte daño,
de tu pobreza mental,
de tus demonios enraizados.
Sálvate de tu mal trabajo,
de tus malos días,
de tus malos hábitos,
de tus delirios,
de tus debilidades,
de tus malas decisiones,
sálvate de tu conformismo
y de tu autocompasión.
Sálvate de ti..