Te busco,
en las paredes
despintadas de la casa,
cuando creo que al recuerdo
se lo ha tragado la tierra.
Mi corazón palpita
y el perro, todos los días
te reclama.
En el perchero cuelga
el sombrero de siempre
y la bufanda verde,
ya no me dice nada.
Mi monólogo acaba,
cuando llegas a casa
y el sol por la ventana
se mete y se recrea.