Oh, ¡cómo retumbó la sala entera!
Aplausos como truenos, ovación sincera,
las miradas clavadas en mi figura,
y algunos con envidia, oculta y oscura.
¡Qué ironía! Este logro que tanto ansié,
por el cual mis noches y sueños perdí,
hoy me sabe a vacío, a hueca ilusión,
un logro que es nada sin su bendición.
Costó cada paso, cada respiro,
cada gota de esfuerzo, cada suspiro.
Y quisiera, a personas que extraño, estuvieran aquí,
¿de qué vale el aplauso si ellos no están junto a mí?
Preferiría mil veces su risa y su abrazo,
que estar aquí solo, erguido y escaso.
Hoy me reconocieron, pero ¡qué soledad!
Si aquellos que amo no están en mi realidad.
Así es la vida, con ironía me muestra,
que la fama no llena, ni tampoco apresta
el calor que anhelo, el amor que me falta,
y este triunfo, sin ellos, ya nada resalta.