La lluvia moja recio mi ventana,
el cielo ruge cual león herido,
se mira oscura la selva lejana,
las aves lloran al dejar su nido.
Los árboles se mecen con el viento
y de sus ramas se caen las hojas,
en un susurro sosegado y lento
se deshacen las bellas rosas rojas.
Los lirios y camelias inundados
al cielo imploran cese la tormenta,
el no escucha, y con rayos irritados
la densidad del vendaval aumenta.
El ser humano también llora su pena,
con la esperanza de un mundo más tierno,
porque hay seres que sufren la condena
de que su vida sea un cruel infierno.
Febriles piensan en los nuevos días
que salga el sol que ilumine sus vidas,
que opresión y ambición, viles harpías,
sean por siempre desaparecidas.
La Madre tierra a todos pertenece,
es dote que Natura quiso darnos,
es su vientre donde la vida crece,
y es dádiva que nadie ha de quitarnos!!