Pienso en ti muy despacio, intentando dibujar sobre vestigios de barro, abarrotado y desgastado, cansado de imaginar, de recordar una sonrisa que nunca escuché, una mirada de unos ojos que nunca vi, un abrazo que nunca senti, unos besos que nunca te di, cansado de imaginar cómo hubiese sido el amarnos.
El querer tanto tenerte a mi lado, la elección egoísta de tu lejanía, fueron los que determinaron que no haría falta viajar a Macondo porqué tu silencio se sentía como cien años de soledad.
Y como pedirte que regreses, si nunca podrás estar, como pedir que me acompañes si solo en mis sueños estás, como no sentir tu ausencia si eras una parte de mi.
Como no extrañarte porqué al perderte, perdí la otra parte de quien alguna vez fui.