Cómo duele.
¿Y cómo decírtelo si no?
Desde que partiste, los amaneceres parecen más plenos,
los pájaros se posan en mi ventana
y con su melodía me recuerdan
que, a pesar de todo, me amo.
Pero cómo duele,
¿Cómo puedo decírtelo?
Las hojas del árbol caen,
y en la brisa se deslizan al ocaso;
te llevaste lo que, por derecho, era mío,
tu corazón, que ahora pertenece a alguien más.
Pero cómo duele,
cómo duele decírtelo.
Las hojas del árbol caen,
y en la brisa se deslizan al ocaso;
te llevaste lo que, por derecho, era mío,
tu corazón, que ahora vive en alguien más.
Y sí, cómo duele.
Los días se volvieron hermosos sin ti,
pero en su belleza guardan envidia,
porque saben que nunca podrán alcanzarte,
mi amor;
y que yo, aún te amo,
cómo me dueles.