La noche era serena, las estrellas brillaban,
los búhos vigilaban de cerca para atacar a sus presas,
desde la ramas miraban atentas, solo el silencio era roto,
porque a través de una ventana una guitarra lloraba,
en manos del hombre que la rasgaba con el alma.
Las estrellas parecía se unían al desgarro de las notas,
porque apagaron su brillo detrás de nubes rotas,
y la música se elevo por el cielo, dejando un río de sentimiento.
El hombre abrazado a la madera iba desgranando su sentir,
la guitarra dejaba salir esos sentimientos, y el aire murmuraba muy quedo.
La noche se había fusionado con la guitarra y con ese lamento del alma,
el hombre miraba al cielo a través de los visillos, la luna no se asomaba,
y las estrellas estaban medio apagadas, los búhos dejaron de vigilar,
estaban escuchando la melodía que llorando volaba llegando al firmamento...
ETERNIDADES