Alexandra L

Abeja

Y probo a ser la abeja laboriosa, 
que iba y venía libando entre las rosas
formo panales de miel cristalina,
hizo de la colmena la razón de su vida.

Un día y otro, así pasaba el tiempo
en la seguridad de aquel verano eterno
era reino el jardín, su aroma el universo,
alegría y nostalgia daban vida a los versos.

Embriagante rocío en las frescas mañanas
sueños de verdes campos donde el sol dibujaba
Y un ansia de volar se apodero del alma
de alcanzar más allá de la vieja muralla.

Ebria de esta ansiedad quiso ignorar el tiempo,
que ya había consumido sus mejores momentos,
mas era la ilusión ese rayo de oro
Y lejos percibió el más grande tesoro.

Alma fragante, airosa, dueña de los misterios,
conquistadora hermosa, que no conoce tiempo
que renace  en la obra, y nos habla en silencio,
susurro en los oídos, que es beso sobre el beso.