LAS COSAS QUE OCURRIERON
Yo iba pedaleando por la orilla
del modesto río de mi localidad,
por una senda que hacía
continuos sube y baja y que penetraba,
de repente, por un túnel de vegetación
formado por los taráis, por arbustos
altos y llamativamente frondosos.
Y en otro momento, yo
llevaba atados a la bici a mis dos perros
altos, podencos
camino de un trozo de campo,
de campo que estuviese solitario,
al lado de un bancal de almendros
o de un productivo olivar.
Y otras veces iba a pie
y a paso rápido, con el fin
de hacer ejercicio. Y todos estos
momentos tan variados y sutiles,
tan cadenciosos, que me ocurrieron
hace ya algunos años, tienen que tener,
en su conjunto, un sentido último
que no acierto a concretar.
Gaspar Jover Polo