Iturrizaga

Quisiera Yo...

Quisiera morir ahora, para no vivir ayer
para no saltar de nuevo al tiempo
y hallarme ante el espejo como aquella vez
destrozado por dentro, sonriente por fuera
lloró tanto el alma, que ahora la risa es seca
enfermiza la mirada, maldita y usada ya está la careta
y la vida, la vida no es hueca… es sin fondo 
la vida no tiene alma y su color cala tan hondo 
que el mirar hacia el pasado es el dolor 
al que dio a día me opongo, entre la letra y el puente
la vereda y la física, la química de mis palabras y 
el contenido abiótico de mis versos, encanecidos de juventud

Puedo enseñar lo que nadie aprende, 
decirte que, en esta vida, la mayoría sin querer te ofende
pero queriendo no pueden ayudar, y es natural 
es gente de piel de metal, es cortina que se tira encima
para ya no ver la ciudad, antes que nos consuma el fuego glacial
de nuestra propia codicia, que tanto nos envicia
y al matar el momento, entre las alas quemadas del viento 
un ángel postrero a los reinos del cielo ahogara entre mis versos
el contenido de la octava trompeta, la caída del milenio 
y el ocaso del tiempo 

Y en fin… quisiera yo
tantas cosas no tener, como esta labia que lees
al momento de escribir, asusta la verdad
el ver las letras fluir, y bosquejarse el cuadro 
de esta Guernica de los versos, retrato de la humanidad:
dolor, sonrisa, muerte, billetera, palabra, silente, oquedad, podredumbre 
no necesito callar, pero no puedo hablar, quiero gritar
pero las palabras que me salven no las voy a hallar
El sonido triste de una campana, tañendo en el vacío
el hervor lento de los cuerpos caídos al rio,
Sevilla, Osaka, Navidad, Primavera, Negra, Índigo, Salud, Artificio
riberas de papel para el cauce de piedras,
ganancia de pescadores el cuidado del agua mansa
y retozan los esqueléticos al ritmo de las comparsas
que las ultimas bombardas resuenen en estos mantras
este es el mundo, y me hallo meditabundo 
ya no hay nada tras del humo, el reflejo esquivo de la niebla
el egoísmo de la leña, que prende el resentimiento, 
y tengo el amargo presentimiento, que este paradigma tuerto
determinará que sea cierto el cruel suspiro, del nado del tiempo en el mar de cemento
la ruina de lo poco que falta, para que nada quede, el mundo lleno de significados ininteligibles
el diccionario falto de palabras, y las pocas existen huecas, la calma sin salto, 
el hueco del sobresalto, el bajo del cenit y el nadir del último entreacto
entre ebrio y cuerdo, orate perdido, el mundo de este plumín bravío…
faltan orondos los motivos, multa de excesos, papeles vacuos, yacen rotos los libretos
cuanto más escribo, el mundo de esta mente esta más vacío,
lo que antes decir no quería, este poeta hoy lo ha escupido,
la razón pudo contra la emoción, las ulteriores mortajas del corazón
yacen entre la blancura de la tinta de mi alma de ébano, 
y creo que no miento al ver de frente el desierto, y escuchar al mar escupir el ultimo trozo de viento
el furor del océano sin arena, que se detenga por última vez el tiempo…
Yo solo quería escribir, los últimos latidos del inicio del laberinto, perdonen si este mundo del prometido es distinto
la sociedad es sinrazón del teatro, sátira de la comedia, dulce tragedia… Sófocles me sofoca aquello que no tengo, el alma, con el drama de esta edad media… Pensamientos del último tiempo y un suspiro sin arreglo, la suerte y la desidia que se decía la sociedad curaría, el mundo que lento me corroía, Eolo ojalá se lleve lejos de esta hoja mi última alegoría…