Hernán Mejía Silva

MIENTRAS ESTAMOS DESPIERTOS

Me encontré con su rima,

que bien suspira,

también inspira,

de madrugada, de madrugada,

cuando todo es calma,

y la luz es lejana.

 

Caricia de un extraño sosiego,

pues a dormir me niego,

no he muerto, no he muerto,

sin embargo el amor está suelto,

libre de ser tomado, libremente humano.

 

Llegó uno de los olvidados,

el rengo más ufano,

siendo rebelde y malcriado,

por más que sea un enano,

sigue gritando, “no me estás mirando”.

 

Me trajo su verso esta calma,

con dolor de cabeza,

me encontró en la cama,

uno no desplaza a quien ama,

sin embargo el sentimiento no guarda en sí; ninguna certeza.