Allá donde la lealtad
No le corra la desgana
De infiltrados garabatos,
Donde el mar calmo
Suelte su vino espumoso,
Donde el aire no huela
A rancio pétreo,
Donde la órbita de unos ojos
Irisen crecida melancolía,
Donde el pecho llame
En mayúsculas,
Donde las caracolas
Sigan imaginando
A su grandioso padre,
Donde una sonrisa
Arregle un mundo,
Donde los caminos
Manchen los zapatos,
Donde un ave detenga
Mis ojos,
Donde un nicanor
Tenga siempre una mano
Que justifique,
Donde los tiros
Encuentren frontera...
Allá será mi cuerpo
Que la carne no importe.