Salvador Galindo

Tardía y recóndita

Tardía y recóndita, excavaste en el vacío

Para desenterrar el espejo de ciertos dolores,

no sé si invocados por el fantasma de tu padre

o por una especie de oscuro arquetipo,

así, cada vez que cavilé sobre tu mirada y reincidí sobre tus labios

me volví una caverna cada vez más negra y más honda para tu persona

para el poder de una voluntad tierna en su violencia, violenta en su ternura

y procuré envolverte para siempre, sin éxito,

más allá del laberinto de las determinaciones

donde cada cual jugó a ser las máscaras del otro

y juzgó si había acaso un rostro verdadero

una salida al acabóse.