Mar, olas altas, cielo, luna, estrella
viento; el lucero y el barco navegando
Buscando la pesca.
Hay días que solo podíamos ver el pescado y, con mucha pena porque, si calabamos podíamos fracasar.
Pasaban los días, anochecía
que grandioso es Dios.
Amanecía con un sol radiante y, el mar en plena calma.
Las cuántas horas se veían gaviotas
y piqueros alimentándose por
la brisa de pescado que había.
El capitán daba la orden de hacer el lanze;
qué bonito era ese día que gozabamos
de buena pesca.
Hasta el cocinero en buen banquete que servía en la mesa.
Así transcurrían los días, hasta completar,
regresar a casa felíz.
Hasta compartir con los vecinos de lo que se traía.
Agradecido de Dios por sus bendiciones
y estar vivo.
Qué bonito fue mi trabajo
que aún lo llevo en mi recuerdo,
en el alma.