Ahora salga,
eleve sus colmillos a la luna,
haga el amor con todas las esferas escambrosas
y perfore la cabeza del aciago forastero.
Como lobo asesino que es buscado por la ley,
como animal que oferta recompensa sin cumplir:
visite mi lecho;
visite mi hoja en blanco. Entre en mi cuaderno
y si gusta... degenere su color, sus cuadrículas perfectas
y amolde su huella en rojo, su pata maloliente y terca
….................
Yo le daré las gracias -de hombre a lobo- por atreverse
a fisgonear mis poemas
y cogiendo el abrigo inexistente
le voy a acompañar en sus andanzas lunares
que -de cualquier forma-
vuelvo con un torrente de versos perforando mi pecho
y usted sonriente y plenamente ensangrentado.