Padre, que estás en cielos infinitos,
escucha nuestra súplica serena,
calma esta lluvia intensa que encadena
el pulso de la tierra a sus ritos.
Que cada gota, en surcos ya escritos,
traiga alivio, no angustia que envenena;
que el río no se vuelva nuestra pena,
ni inunde de temor nuestros pasitos.
Perdona si olvidamos el cuidado
de esta tierra que es don, no es solo suelo,
y enséñanos su ser, tan sagrado.
Líbranos del furor, torna consuelo,
la fuerza de este cielo desbordado,
y haznos mirar el sol tras tanto duelo.
Gota fría, el otro nombre que se da a la DANA, porque ocurre cuando la masa de aire frío queda atrapada en lo alto, y separada de la corriente principal, y al quedar rodeada de aire cálido, genera inestabilidad provocando lluvias intensas y tormentas, que llegan a afectar una región en cuestión de horas, y de la que el mundo hoy es testigo.