Salvaremos el silencio en principios ajenos y en valijas propias. Al oeste como siempre cae la noche y las almejas se sumerjen en la arena blanca una vez mas, en esas playas cuyo nombre les chupa un reverendo huevo.
Y nosotros sangramos como anguilas aturdidas, como trompa de elefante jalando corte, como especies que se extinguen en cada maldito día de siempre.
Te rodearas de inciensos que te ahuyenten el olor a mundo cremado, dibujaras mandalas curativos con colores en simetria y nunca, nunca tendrás el rojo justo de la sangre que muere a tu costado