La Bruja Irreverente

Crónicas de los amores en ruinas.

Crónicas de los amores en ruinas.

 

Te amé, pero no te creas querido,

fue más suplicio que un buen desvarío,

un veneno servido en copa al frío,

y ese amor, amor mío, fue un descuido.

 

Tu cuerpo, anhelado, trágico y vil,

me encerró en prisión y aún me divierte,

dejé en una carta sarcasmo fuerte,

y ahora sonrío, a tu huella servil.

 

Amar fue dormir dentro un ataúd,

un paso errado y ya no hay marcha atrás,

quedaste en olvido, ¡es solo un engaño!

 

Este amor, mi bien, fue pura actitud,

un muertazo de gala, ¡y qué de más!

Ja... Ja... Ja... Y si verás, como te extraño...

 

 

La Bruja Irreverente.