Crónicas de los amores en ruinas.
Te amé, pero no te creas querido,
fue más suplicio que un buen desvarío,
un veneno servido en copa al frío,
y ese amor, amor mío, fue un descuido.
Tu cuerpo, anhelado, trágico y vil,
me encerró en prisión y aún me divierte,
dejé en una carta sarcasmo fuerte,
y ahora sonrío, a tu huella servil.
Amar fue dormir dentro un ataúd,
un paso errado y ya no hay marcha atrás,
quedaste en olvido, ¡es solo un engaño!
Este amor, mi bien, fue pura actitud,
un muertazo de gala, ¡y qué de más!
Ja... Ja... Ja... Y si verás, como te extraño...
La Bruja Irreverente.