La noche emerge,
como un penacho en mi cabeza,
de lo más profundo de mis poros
después de que
los colores de mis pensamientos se han desvanecido
en los charcos de mis recuerdos del día.
Como mi madre lo hizo
cuando yo era un niño febril,
por favor envuelve mi cuerpo de sangre fría
con tela de araña amarilla
para protegerme
del horror de sentirme desnudo
en mi pesadilla.
—Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
Sábado, 15 de abril de 2017