Siempre soy el que cubre tus lágrimas en pañuelo de amistad, diezmando un poco de tu cariño, ¡falto de amor propio! No es casualidad que yo esté ahí, como un tonto infausto que aparece y desaparece. Más no te hablo mucho menos, porque ni caso me harás. Y si lo haces, lo harás como siempre. Te detendrás y dirás: “Oh Jareb, ¿por qué eres tan…” Me repasarás de pie a cabeza y te reirás como siempre, hechando al fango mi ser y mezquinando tu luz. Turco testarudo, que busca su alma que no es de papel.
Cual arrugo y desechao a duras penas mantiene su color. Ya no tan reluciente ni bello, quizá de tanta herida perdió su matiz. Ni tan negro, porque aún cree que sus ojos de jazmín con sabor a miel, algún día le preste un poco de interés, y se enamore de su rostro desformal. Cual vuelto será un corazón de porcelana viva, espero sepa cuidarlo y no desecharlo, como al vino que destiñó de su arapos y lo dejó amargo y vencido. Bajo granos arrebolados. Quizá algún día se aviven e ilusionen como \"JAREB\" lo hace.