EDGARDO

Dulce sueño

En la noche oscura, mi alma te sueña,

y en sueños profundos, te hago mi dueña.

Entre algodones blancos, vuelo sin cesar,

y en tus cálidos brazos, encuentro mi lugar.

 

Los sueños son ventanas, que tocan el corazón,

donde todo es posible, y el amor es la única razón.

Pero el despertar, nos devuelve a la realidad,

recordándonos, que debemos luchar por nuestra felicidad.

 

El sueño, un bálsamo, que cura las heridas,

y un refugio seguro, en tiempos difíciles.

Dormir es necesario, para recargar las pilas,

y soñar, es vivir, de otra manera.

 

La vida es un sueño, y el sueño, una vida,

y en ambos mundos, encontramos la felicidad.

Que el sueño nos guíe, hacia un futuro mejor,

y que el despertar, nos llene de vigor.

 

Celebremos la vida, en todas sus formas,

y disfrutemos cada momento, con sus alegrías y sus penas.

Que este poema, sea un canto al sueño,

y una invitación para buscar nuestro dueño.