En la noche oscura, mi alma te sueña,
y en sueños profundos, te hago mi dueña.
Entre algodones blancos, vuelo sin cesar,
y en tus cálidos brazos, encuentro mi lugar.
Los sueños son ventanas, que tocan el corazón,
donde todo es posible, y el amor es la única razón.
Pero el despertar, nos devuelve a la realidad,
recordándonos, que debemos luchar por nuestra felicidad.
El sueño, un bálsamo, que cura las heridas,
y un refugio seguro, en tiempos difíciles.
Dormir es necesario, para recargar las pilas,
y soñar, es vivir, de otra manera.
La vida es un sueño, y el sueño, una vida,
y en ambos mundos, encontramos la felicidad.
Que el sueño nos guíe, hacia un futuro mejor,
y que el despertar, nos llene de vigor.
Celebremos la vida, en todas sus formas,
y disfrutemos cada momento, con sus alegrías y sus penas.
Que este poema, sea un canto al sueño,
y una invitación para buscar nuestro dueño.