Ven...
Iniciemos un juego inconsciente
de mentes consecuentes:
atemos nuestros cuerpos al deleite
donde Venus y Eros brinden complacientes,
con el vino del elixir y éxtasis y vida,
en un contacto suave, afable, cariñoso,
fiero, tortuoso…
de la boca que bebe del Cádiz prohibido.
Sin ayer, sin mañana
sin promesas, sin pesares,
sin luchas, sin dolores,
sin ataduras...
Sólo hoy,
ahora,
en el presente libre,
corto,
fugaz,
incandescente,
fosforescente,
fluorescente…
pero sobre todo: incondicional...
Sólo ven...
que Eros y Venus
ya están prestos a saciar
las mentes,
los cuerpos,
la lujuria,
y a derramar
el derroche del exilir vital
con el aroma más sensual.
Ven... a jugar el juego prohibido.
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