Tú mi harén de sueños escondidos, fantasma de las amapolas,
te comprendo como se comprende a un fruto cuando lo tenemos en la boca,
Como se respira el aire cuando es bueno, como cuando con la piel intuimos el amor y con los labios mostramos temor.
Te comprendo sin palabras y sin voces,
te comprendo como el tiempo que se cuela en una fotografía amarilla,
como se adivina el pasado en un armario vacío.
Cómo se huye del humor cruel que disfraza un grito de ternura.
Y sabes yo te comprendo, así simplemente…sin artificios, hasta sin mí y mis fantasías.
Te comprendo como a un bosque sombrío abrigando la más bella flor escondida.
Evidentemente yo te entiendo porque un día entré en tus incendios y porque supe llevar agua a un mar que se secaba y supe encontrar un poco de alegría en cada espiga que crecía, en cada lágrima que rodaba…