Me dejas amarte, perpetuando este día,
para posar mis labios con suavidad en tu mente,
y triplicar las sensaciones, hieráticamente con audacia,
en tu ser que me ansía y que exalto con el brío
de mi centro al amarte con vehemencia,
me permites tocar con cada verso tu piel
encendiendo tu alma, para darte complacencia
y trocar, desde ya, la algidez del clima en tu alcoba
en un lugar de fuego que gratamente arrasa;
irrumpo en tus sueños para degustar el resabio
de los besos que van suscitándose y tenerte en mi pecho
para remontarnos a la pasión de mi tálamo,
como en las noches que arcanamente nos entregamos
con devoción a la adicción que nos llevó a probar
de las mieles del delirio, no obstante, mejor avancemos
en el camino que nos llevará a la máxima exaltación
y que hoy nos mantiene en la conmoción eternamente.