Dedicado a la voz del poema
(Mi gran amigo: Don Hugo Emilio Ocanto)
Quizá no sabes
que las montañas se inclinan
para escuchar tu canto
de ruiseñor temprano,
que el murmullo del viento
se pierde entre la niebla
ahogado por la melodía de tu voz.
Quizá no sabes
que la sonata de tus vocablos
lleva la rima de las estaciones
cuando miran con generosidad
al labriego que espera
llenarse de provisiones
para el invierno.
Quizá no sabes
que el florilegio del poeta
te mira sonriente
esperando abrir sus páginas contigo
y hacerse arpegio en tu tonada
donde cada palabra
cobra vida con tu arrullo.
Quizá no sabes
que el incienso de tu melodía
hace hablar al silencio,
cuando escuchamos
con el alma desnuda
cada uno de los verbos
que extraes de los versos.
Quizá no sabes
que el poema iza la bandera
de la paz y el sosiego
cuando tu trino de jilguero
lo elevas hasta el cielo
y quienes te escuchamos
vamos contigo en el mismo vuelo.
Quizá no sabes
que coincidir contigo
es acariciar el milagro
de lo afable y lo inefable.
Gracias por todo y por tanto,
mi ruiseñor adorado,
mi gran amigo: Hugo Emilio Ocanto.
©®
Inés Sánchez Rico
México
06/11/24
17:30 hrs.