Sami Sanz

πŸ€πŸŒΊ Hugo Emilio Ocanto, la voz del poema πŸŒΊπŸ€

 

Dedicado a la voz del poema 

(Mi gran amigo: Don Hugo Emilio Ocanto)

 

Quizá no sabes 

que las montañas se inclinan

para escuchar tu canto 

de ruiseñor temprano,

que el murmullo del viento 

se pierde entre la niebla

ahogado por la melodía de tu voz.

 

Quizá no sabes 

que la sonata de tus vocablos

lleva la rima de las estaciones 

cuando miran con generosidad 

al labriego que espera 

llenarse de provisiones 

para el invierno.

 

Quizá no sabes 

que el florilegio del poeta 

te mira sonriente 

esperando abrir sus páginas contigo 

y hacerse arpegio en tu tonada 

donde cada palabra 

cobra vida con tu arrullo.

 

Quizá no sabes 

que el incienso de tu melodía 

hace hablar al silencio, 

cuando escuchamos 

con el alma desnuda 

cada uno de los verbos 

que extraes de los versos.

 

Quizá no sabes 

que el poema iza la bandera 

de la paz y el sosiego 

cuando tu trino de jilguero 

lo elevas hasta el cielo 

y quienes te escuchamos 

vamos contigo en el mismo vuelo.

 

Quizá no sabes 

que coincidir contigo 

es acariciar el milagro 

de lo afable y lo inefable.

Gracias por todo y por tanto,

mi ruiseñor adorado,

mi gran amigo: Hugo Emilio Ocanto.

 

 

©®

Inés Sánchez Rico

México

06/11/24

17:30 hrs.