Tienes ternura en la comisura de tus labios,
azúcar en tus ojos, caramelo en tus mejillas,
de toda esa dulzura que desprenden tus lagrimitas.
Te escribo con el corazón en la mano,
con todas las palabritas que en tu rostro,
nunca podré decir.
Vives en mi día, y te pienso, y te quiero
y cuando tengo tiempo,
escribo aquello que desearía decirte.
Es inevitable la nostalgia, cuando siempre he sido un ser efímero y olvidado.
Aún así, yo viviría ahí contigo
con tal de sentirte aquí conmigo
cedería mi cuerpo a las cadenas
a la condena eterna de esperarte.
Y cuando de tu boca, evoque mi nombre
sentiré por primera vez, que estoy vivo
si muero en ese instante, moriré amado.