La tristeza vive de un instante
O mantiene su rigor mortis
Según si se encuentra el color
Que falta en la acuarela
O parece un lago sin tortugas.
Ella me embarga, me seduce
Al pie de una montaña
Queriéndome abrazar
Nombrando para siempre
Como hace el mármol
Cincelado.
Mimosa huidiza sin estribillo
Que venga, que repetir
En la espera latidos
Que espejan los ojos
Solo sea Posada de camino.
De triste cae la tiza
Que se aprieta,
Vuelve delicada la mano
Que equivoca intensidad
En el abrazo;
Campo de algodón
Que crepita, pero no me mates,
Que si no tú mueres
Y no hay estribillo.
Si me das la más mínima
Posibilidad de elegir
Ningún par ha de quedarse
Y solo ser memoria
De vez en cuando.
No me abras
La puerta...
Solo el
Postigo.