Con un trabajo constante, firme en mi labor, donde el sudor se mezcla con amor. En un esfuerzo diario que busca mejorar, dando pasos pequeños hacia un nuevo despertar.
Mi fortaleza está en las manos, y en el brillo de la mirada, en mi vida que avanza y no pide nada. El horizonte llama, dorado y lejano, con un sueño que se forja en el camino pedregoso.
Con amor he sembrado, con trabajo he cultivado, donde la esperanza florece, serena y viva. En cada jornada hay un reto, un afán de crecer, con la fe de que el mañana me verá renacer.
Y aunque el sendero sea duro, largo y empinado, la fortaleza me mantiene siempre alerta y alegre. Mejorar es el destino, la meta deseada, donde el horizonte se abre al alma esperanzada.
G3