La Manti Verde
Desde la rosa,
un vuelo suave descendió,
una manti verde,
con ojos de esmeralda.
Posó sobre mi hombro,
una danza silenciosa.
Con sus manitas,
diminutas y delicadas.
Parecía pedir perdón,
un gesto tierno,
un juego sutil
que me cautivó.
En el cuello,
lenta y cautelosa,
su mirada inquieta,
buscando un refugio.
Volvió a la rosa,
un instante de observación,
el mundo se desplegaba
ante sus ojos.
Y luego, de nuevo,
hacia mí se dirigió.
Sobre mi ropa,
con movimientos leves.
Un ballet verde
sobre un escenario azul.
Sus ojos, brillantes,
llenos de misterio.
Como si interrogara
a un mundo desconocido.
Una manita se alzó,
un gesto suave.
Un pedido de perdón,
un juego sin palabras.
La tarde se tiñó
de verde, con su presencia.
Un vuelo en libertad,
un encuentro mágico,
un instante de belleza.
En mi hombro,
sobre las plantas,
en la reja,
una manti verde.
Un instante de belleza.
¿Qué buscabas,
pequeña criatura?
¿Un juego, un refugio,
una conexión?
No importa,
me hiciste compañía.
En mis manos,
un acercamiento suave,
acariciando mi mejilla,
con ternura y dulzura.
Un insecto verde,
lleno de gracia y misterio.
¿Quién será tu compañero
en esta danza?
¿Qué aventuras te esperan
en el jardín?
Que la vida te colme
de belleza y libertad.
Así debería ser
el ser humano,
con la suavidad del viento,
la ternura de la flor.
Con la fragilidad de la mariposa
y la fuerza del árbol,
con la gracia de Volver a Brillar.
autor Antonio Pais