Alberto Escobar

Aliméntate

 

Que tu alimento
sea tu medicina, 
y tu medicina, 
tu alimento. 

—Hipócrates. 

Aliméntate, 
tus ganas, un rayo
vertiginoso 
saliendo de tu boca, 
tu falta, mis faltas, 
la escarcha espada
de Damocles, el vacío
llenando tu conjunto,
y la espera, parada
de autobús sin línea. 
Aliméntate bien amor,
que el camino es tan largo
como tortuoso y las curvas,
las más cerradas sobre todo,
no hacen bien al estómago.
En la ladera derecha de esa
montaña abajo hay, creo,
una suerte de fuente; abreva,
sírvete dentro todo el agua
que vas a necesitar y orina, 
la que te sobre devuélvela, 
y serás más feliz cuanto más mees.
Aliméntate; en tu zurrón
te he puesto alguna que otra vianda, 
si sientes ese cosquilleo típico—
en el lado derecho del bazo— párate,
ábrelo y corta con la fuerza 
de tus manos un pedazo, y siente
cómo el sabor te conforta y cómo,
esófago abajo, va nutriendo totally
cada célula de tu contorno, y ahora,
justo cuando eso tiene lugar, concibes
una felicidad de la que todavía 
no se tiene noticia. 
Aliméntate si aún, considerando
que estás escribiendo esto que negro
sobre blanco se dibuja, no has podido
ganarte el tiempo y la calma necesarios. 
Ya me cuentas...