La ciudad en la noche yace invadida de cipreses,
La ciudad duerme con su olor a hierba mojada,
Recibe una ola de grillos que cantan,
Y sueña con un bautizo de nieve.
Escucho su respiración,
Sus calles samaritanas,
Su aliento de neón...
La ciudad es una dama porque yo así la veo,
Le he dado atributos de mujer,
Y hoy se ha ido con su amante.
Insomne espero de nuevo su latir,
Su regreso de la cama alquilada,
La ciudad no cesa,
Siempre trabaja,
Y yo, vuelta que vuelta,
Intento dormir,
Mientras estos versos me ladran
Como al cartero de la mañana.
Nada, no hay manera,
Nada
De nada.