Por el momento social
me hallo en esta situación
oyendo a la autoridad
mi casa es mi reclusión.
Unos metros más abajo
desde el balcón se la ve
descansando sobre un nido
en las ramas de un almez.
La paloma está muy quieta
la paloma no se mueve
¿Qué le ocurre a la paloma
que su ágil vuelo no toma?
Tiene aspecto de salud
no calma su sed ni come
su atención no fija en mí,
mí presencia no la impone.
Se la ve con claridad.
Las hojas primaverales
en su verde despertar
la comienzan a ocultar.
Varios días lleva así,
siguen creciendo las hojas,
distinguirla más me cuesta
tal como pasan las horas.
Suponer que estará criando
que estará haciendo la puesta
siendo por ello comprendo
su abnegación manifiesta.
Es un hecho natural
es corriente entre las aves.
Corre la semana Santa,
abril, en estos lugares.
El macho incuba de día
mientras que come la madre
la hembra lo hace por la noche
tiempo en que se nutre el padre.
Han pasado veinte días,
no la veo, solo intuyo
una tenue mancha gris
un borrón en la espesura.
Ahora, solo imagino,
como eclosionan los huevos
como asoman los pichones
como arriban aires nuevos.
Nacen escasos de abrigo,
una suave pelusilla
una prenda muy ligera,
a la madre se acurrucan .
Estiran el cuello y buscan,
buscan la leche del buche,
la papilla alimenticia
para continuar su lucha.
Los pichones han crecido
la paloma ya está libre
puede marcharse muy lejos
hasta otros cortejos, libre.