Todo se lo llevó el tiempo;
sólo quedó el viejo óleo
de girasoles, colgado en la pared,
esa pieza monótona y sin lustre
que alguna vez fue brillante:
rostro nostálgico que vuelve la mirada,
y otra vez se convierte en sal;
ola que regresa atravesando mares
hasta encontrar su antigua orilla;
arena, de mar y de desierto,
pulverizadas;
luz de una estrella extinta,
pinceladas de sombras desmemoriadas
colgadas en los museos,
y todos los vestigios que dan cuenta
de un fulgor olvidado.
¡Viento que lleva polvo
y hojas secas en su caudal,
y que siempre regresa al mismo lugar!
Agosto de 2021, Managua.